martes, 26 de marzo de 2013

Rechazo a proyectos de ERNC en Chile

Por Álvaro Silva


Gente se manifiesta en contra
de la planta geotérmica en el Tatio
En los últimos años, el rechazo a los proyectos termoeléctricos y a las represas en Aysén, han dado a entender de que hay consenso en la ciudadanía de avanzar en la construcción de centrales de energía renovable no convencionales. Pero hay proyectos que muestran que el sólo hecho de que la energía provenga de fuentes renovables no es sinónimo de inmediata aprobación de parte de las comunidades que viven cerca del lugar del proyecto.
La desaprobación hacia este tipo de proyectos se debe algunas veces a irresponsabilidades de las empresas y al poco acercamiento de éstas con la comunidad, y muchas otras se debe a una gran desinformación por parte de las comunidades, lo que provoca miedos que detienen o atrasan el desarrollo de energías limpias en el país.

Planta Geotérmica en el Tatio

Uno de los proyectos de energía renovable que recibió rechazo fue la que iba a ser la primera planta geotérmica del país. En los años 70 empezaron las exploraciones para instalar un proyecto con esta tecnología en el Tatio. El proyecto avanzó lentamente ya que era la primera experiencia de este tipo en Chile.
En los últimos años la comunidad empezó a temer que la futura planta afectara el turismo en la zona, que es una fuente de ingresos muy importante del sector. Esta preocupación llegó a un límite cuando en el 2009 una tubería de un pozo se rompió y originó una columna de vapor artificial que llegó a los 60 mts. de altura, provocando inmediatamente el miedo en la comunidad de que los géiseres se secaran y que el turismo se perdiera en la zona. 
Luego de algunos días del incidente, la empresa resolvió el problema, fue multada con 5500 UTM y se detuvo el proyecto. La columna no provocó los daños ambientales que se temían ya que los géiseres no se secaron. De hecho en el 75, se formaron tres columnas artificiales que estuvieron abiertas durante un año y los geíseres no se secaron.
Por lo tanto el proyecto no afectó al medio ambiente y no destruyó el turismo. Muy por el contrario, el proyecto ha potenciado el turismo en la zona, ya que CORFO en los años 70 construyó los caminos hacia el sector de los geíseres para empezar las exploraciones.

Otra de las preocupaciones de la población era que el uso de los recursos hídricos por parte de la empresa fueran a comprometer el acceso a éstos por parte de las comunidades indígenas del sector. Esta preocupación no tiene fundamento ya que la planta no consume agua, sino que sólo la usa para luego reinyectarla al mismo pozo de donde venía, por lo que no compromete a los recursos hídricos. Además que el agua que se usa en energía geotérmica generalmente contiene sustancias tóxicas y es salada, por lo que es imposible usarla como agua potable.

En este caso el poco profesionalismo de la empresa y la desinformación de la comunidad, resultó en una mezcla que no favorece a nadie: La comunidad queda con una mala imagen de la energía geotérmica y el país no recibe energía renovable de este sector.

Parque Eólico Chiloé



Pobladores se manifiestan en contra de
la ubicación del Parque Eólico Chilóe
Otro proyecto que ha causado controversia es el de la empresa EcoPower en la Isla Grande de Chiloé. La empresa pretende construir un parque de 56 aerogeneradores de 2 MW cada uno en la playa Mar Brava en el noroeste de la isla.
La comunidad no está contenta con el proyecto y ha pedido su relocalización argumentando que en la playa existe un sitio arqueológico y que el proyecto causaría daños ambientales, tales como matar a las aves de la zona y ahuyentar a las ballenas que se acercan a estas costas. Debido a los posibles daños ambientales la comunidad no está conforme con que la empresa sólo haya entregado una declaración de impacto ambiental y han pedido que se realice un estudio de impacto ambiental para que se esclarezcan todos los posibles daños.
El proyecto fue aprobado por unanimidad en el 2011, pero los opositores llevaron el caso a la Corte Suprema, donde se paralizó el proyecto y se pidió un estudio de impacto ambiental.

En este caso los miedos de que se produzcan daños ambientales no son más que eso: miedos. Si bien los aerogeneradores pueden matar aves, su efecto es mínimo comparado con el efecto de los edificios, autos, camiones y pesticidas. Incluso los gatos matan miles de veces más aves que los generadores. Con respecto a las ballenas, hay pocas razones para creer que los aerogeneradores tienen un impacto significativo en los mamíferos marinos, y en caso de haber un impacto éste sería solamente probable en la fase de construcción de los parques offshore y no en la construcción ni operación de los parque onshore como en este caso. Para ilustrar de mejor manera esto el efecto del ruido, veamos una infografía que publica el sitio de los opositores al proyecto. En ésta se muestra el nivel de ruido que provoca un aerogenerador dependiendo de la distancia. Los generadores estarán a unos 100 metros de la costa por lo se encontrarán a unos 200 o 300 metros del lugar que visitan las ballenas. A esta distancia la infografía nos indica que el nivel de ruido a esta distancia está entre el provocado por un aire acondicionado y un refrigerador. No parece muy razonable que las ballenas se vayan a alejar con este nivel de ruido cuando las olas y el viento son más ruidosos que estos dos artefactos eléctricos.
Con respecto a los sitios arqueológicos, éstos se van a proteger.

Nuevamente nos encontramos con una comunidad que teme efectos medioambientales negativos, pero que se equivoca. Y por el otro lado nos encontramos con una empresa que no ha podido comunicar efectivamente las bondades del proyecto y su bajo impacto ambiental. Es de esperar que esto se resuelva cuando la empresa realice el estudio de impacto ambiental y que éste pueda hacer que la gente cambie de opinión.

En los dos casos vemos a comunidades que quieren proteger su territorio, lo que es completamente natural y entendible, pero vemos que en estos casos lo hacen por las razones equivocadas ya que se dejan llevar por mitos. Por el otro lado tenemos a empresas que no han sido capaces de llevar a cabo proyectos en conjunto con la comunidad y que tampoco han sabido enseñarle sobre energía renovable a la comunidad para derribar estos mitos que afectan sus proyectos.
La falta de comunicación entre las partes provocó que el primer proyecto se detuviera y que el segundo se retrasara.
Nuestro país depende en gran medida de combustibles importados para generar energía. Es por esto que Chile no puede darse el lujo de rechazar proyectos de energía renovable sin razones de peso, pero si hay que asegurarse de que los proyectos se hagan bien, responsablemente, que se hagan junto con la comunidad,  y que se cumplan todos los debidos procesos ambientales.